En tardes como hoy que me agarra la nostalgia, recuerdo las anécdotas de tiempo atrás y no hablaré de hace muchos años (porque de ser así cambio todos los datos, gracias a mi mala memoria) sino de hace un mes y medio, aproximadamente.
Cuando empezamos a planificar el viaje a México todos aportábamos ideas: Museos, ex-casas y colegios (de mi parte), visitar amigos y familiares, pasear por diversas calles, conocer comerciales famosos o bien las colonias "popoff" del Distrito Federal, al final de cuentas muchos de los planes se transformaron en otros y con el pasar de los días fuimos agregando más.
¿Qué pasó con la lucha libre? Todos sabrán (y sino lo sabían ahora lo van a saber) que soy una fiel seguidora de las peleas. La WWE mejor conocida años atrás como la WWF abarcaba grandes tardes de mi niñez junto a mi hermano y mi papá, miraban a una niña de 10 años gritarle al televisor porque su luchador predilecto estaba recibiendo una buena paliza. O escuchaban a mi padre gritarme desde su cuarto ¡Gabriela, ya salió John Cena! ¡Apurate, vení! y estuviera lo que estuviera haciendo salía corriendo con corazones en los ojos para verlo pelear y sobre todo: ganar.
Mi punto a todo esto es que fui la mujer más feliz al encontrarme en la CMLL de México D.F. en otras palabras en la Arena México. Compramos las entradas intermedias porque no queríamos sufrir ningún percance con los luchadores, tuve la mala suerte cuando me privaron de mi cámara pero aún así fui feliz. Grité, insulté, aplaudí, enloquecí con los gritos de la gente. Apoyando a los rudos y técnicos, dependía de cada grupo. Las carcajadas no faltaron y el miedo a los tantos guardias que rodeaban la gradería tampoco, sentía que no me podía expresar libremente cuando pasaban a mi lado.
Fue una buena noche, sin dejar a un lado las luchadoras a las cuales también apoyé con gritos y aplausos. Lamentablemente la predilecta para mi sufrió un percance en el último minuto, y no hablo de las caídas dramáticas y de teatro, me refiero a un golpe de verdad con necesidad de camilla y todo.
Tuve la dicha de compartir mi noche junto a Dark Angel, Estrellita, La Comandante, Diamante, Misterioso, Rey Escorpión, Rey Bucanero, Maximo, Super Porky y Sangre Azteca, entre otros. Con sólo recordar sus nombres se esboza una sonrisa de oreja a oreja en mi rostro. Me sentía (y siento al recordar) como niño con juguete nuevo cuando puse un pie dentro de ese lugar, con las luces, grandes pantallas y diversas canciones que colocaban cuando hacían sus entradas.
La lucha libre en México definitivamente valió la pena, un mes atrás quizás quise ir a la lucha que hacen en la zona 1, no recuerdo bien el nombre pero lo primero que pensé fue: Necesitaría todo un equipo de fútbol para protegerme.
Y así como ésta hay otras tantas anécdotas que con el tiempo iré recordando, con una sonrisa en el rostro, con nostalgia y en otras ocasiones con molestia. Pero así es la vida (así son la vida) como una montaña rusa de emociones que nos enseña a pesar de los pesares.
Hikaru.
Fotografía: venta de máscaras en Chapultepec - Niños Héroes.
1 comentario:
Aquí en España tambien estuvo de moda la WWF cuando yo era pequeñito, recuerdo incluso haber comprado incluso muñecos articulables.
Reguarda bien esos recuerdos con tu padre, yo no tengo apenas recuerdos con él. Nunca fuimos una familia muy unida y es algo que se echa en falta con el paso de los años.
Tampoco puedo decir mucho más, en este como en tu post anterior. No se si porque estas cada vez mas rarita :P o porque no me sale nada ingenioso... espero que lo 1º.
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