Y eme aquí intentando cranear una entrada fabulosa, que quede para el recuerdo, que permanezca como sí fuera única (y siempre) pero me atasco en la perfección y mejor decido sólo escribir, por escribir. Total, las palabras con el tiempo, se las lleva el viento.
Se viene un nuevo año, oportunidades diferentes, experiencias inevitablemente buenas o malas, quizás neutras como diría cierto bloggero. Años atrás trazaba planes, realizaba un listado de mis metas, tiraba cosas y reorganizaba espacios-emociones-pensamientos.
Éste año decido que todo será diferente y que aprenderé a enfocarme en mí. Años atrás, la verdad ya ni lo recuerdo, determiné que las otras personas eran más importantes y por ende vivía por ellas, sin importar que yo quedara a un lado; pero más vale tarde que nunca darse cuenta que lo importante soy yo, aunque para muchas personas eso suele ser egoísta y sí! me cansé de darlo todo por los demás y hacerme a un lado, no tiene nada de malo darme la importancia que merezco.
Y dejando a un lado lo emocional, apartando los dramas diarios y constantes (que espero erradicar con el tiempo) pienso encaminarme en nuevos rumbos, crear, experimentar, inventar, concebir, establecer y fundamentar cosas tantas. Proyectos que han quedado fuera de lugar, historias encasilladas en conflictos pasionales, creaciones frenadas por impulsos de ansiedad.
Joder, vamos a dejar toda la mala racha atrás. Toda los malos momentos habrá que abonarlos, aprender de ellos y continuar. He de confesar que estoy cansada de estancarme en experiencias que no me llevan a nada, así que cueste lo que cueste yo he de volver a lo que era, soy y seré.
Nos vamos (con todo), dos mil doce.
Ésta mujer viene con todas las ganas de hacer un cambio, en todos los sentidos.
Hikaru.
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